Árbitro: “Medio Tiempo más y estarás a su lado”
La cancha está mojada provocada por la intensa lluvia son como lágrimas que caen desde el cielo. El encuentro se pone complicado la barra no alienta, entonces se callan como si un ángel pasara por el medio campo, me quita el aliento tan repentino silencio.
Le sacaron repentinamente tarjeta roja a nuestro capitán. ¿Por qué el árbitro (Dios) nos quitas a un miembro de nuestro equipo si no cometió ninguna falta? De pronto el juez (Todopoderoso) sin responder nos voltea el rostro y le impide que salga de la cancha, lo dirige que vaya hasta el arco de nuestro rival y se mantenga firme y mudo, eso nos motiva a seguir porque está en la misma cancha solo que en otra zona. Para desprendernos la melancolía nos ilumina nuestro norte con el color dorado brillante como si fuera la copa mundial que tanto deseamos.
Nosotros queremos llegar hasta donde él está para preguntarle qué estrategia debemos ejecutar para ganar, pero no es tan sencillo la defensa es como la realidad nos llena de impotencia y la línea del penal es como una barrera que ningún mortal lograría cruzar. Entonces el equipo quiere decaerse, desmoronarse y rendirse, entonces empezamos a recordar victorias y derrotas anteriores donde él no solo está a nuestro lado sino es la parte tangible que egoístamente anhelamos ahora por más que lo sigamos viendo frente de nosotros con los ojos cerrados. Pero, una fuerte voz desde el arco contrario dice: “Penales”. Todos nosotros no comprendemos que quiso decir nuestro guía y es que la desesperación hierve la cabeza e inutiliza los sentidos hasta corroe la tristeza por dentro del cuerpo.
Fue entonces cuando captamos el mensaje que solo existe una oportunidad para ir a la zona penalti, a pesar que falta tiempo tenemos que enfrentar y luchar durante el partido. Primero, te despides del equipo, el cual se abraza más fuerte luego que partes. Después, si metes el gol tendrás el goce de pasar a una nueva fase, un nuevo estado donde los sentidos no sirven; el tiempo no depende de segundos; el sol y la luna no son inalcanzables; y podrás jugar con todas las esencias que ya habían anotado en el penal. Aunque si falla el penal, entonces volverás a ponerte la camiseta y continuar con nosotros en la cancha terrenal.
A pesar que no tengamos la máquina para retroceder los 90 minutos ya no podemos comunicarnos con palabras, sin embargo nos queda soñar, soñar y soñar. Para seguir conversando de que manera conquistaremos la copa y sobre todo nos orientes porque necesitaremos un consejero a todo momento. No debemos ponernos tristes, porque estamos en la misma cancha solo que tú, mi capitán, estás en otra área nada más. Espero entiendas nuestra pena por no tenerte físicamente en el equipo es solo cuestión de tiempo para que asimilemos que eres alcanzable. Nuestra amistad y cariño perdurará por siempre.
Para Fernando Castro, un gran ejemplo e insuperable amigo
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