La militancia de los partidos políticos sufre migraña cada 4 años – Oh, coincidencia son las elecciones – y como se profundiza su crisis existencial e ideológica decide renunciar para “ser independiente”, y prefieren ver la contienda electoral como si estuvieran en el cine para asegurarse un cupo o alguito. Esta conducta carente de ética afirma el acaudalado interés personal sobre el colectivo, oferta de oportunismo para candidatear, ausencia de lealtad partidaria e indiferencia por debilitar la democracia. Las cifras de la JNE en este año deberían alarmarnos, ya que alrededor de 4 mil personas renunciaron con intenciones de estar disponibles para otro partido. Manifiesta este sector que es por discrepancias o descontento, en vez de ser sinceros y decir que es por cálculos electorales.
Los partidos que tuvieron mayor número de desafiliados Acción Popular (598), Partido Aprista Peruano (588), Perú Posible (535) y Partido Popular Cristiano (522) según, el Comercio publicado el 5 de febrero del 2010. Demuestra que podrían interpretar anormalmente e ilógicamente la política basada en vivir esperanzados en mucho dinero, su estrecha visión partidaria perdedora y ganas de dirigir (puesto fijo) en vez de construir, entonces serán tránsfugas ilegítimos. No obstante, considero viable el transfuguismo legítimo (por ideas), sin embargo en vísperas de elecciones siembra dudas.
Ya pasaron 10 años de vivir bajo un periodo fuiji-montesinista nefasto democráticamente y uno de sus venenosos objetivos era siempre crear agrupaciones políticas momentáneas como Cambio 90, Nueva Mayoría, Perú 2000, Vamos Vecinos y Fuerza 2011. Para ganar las elecciones y convertir la política en un mercado, donde el dinero compraba principios, el apetito de ganar enterraba la fidelidad partidaria y las caretas reemplazaban la trayectoria política. Así es, una lucha salvaje donde Fujimori y compañía deseaban exterminar las instituciones políticas y jalar para su bando (el oficialismo) personalidades de oposición con el fin de tener el mayor respaldo que lo consiguió en el 200. La Real Academia Española los denomina chaqueteros(as).
Ya que nuestro escenario político puede convertirse por algunos(as) en una bolsa mercantil que solo confunde al ciudadano. Se está cometiendo una falsa representación política al cambiarse de bancada, luego de ser elegido. Se debería implementar sanciones para todos los parlamentarios que esperan se repartan las cartas del casino para convertirse en los jokers y ser parte de una nueva bancada. No les importa la ideología, no les interesa el programa, al tacho los proyectos con las bases y ni se atrevan a llamarlos tránsfugas.
No obstante, como señala Juan Carlos Eguren el transfuguismo conlleva a un castigo moral que llega tarde o temprano y en el peor momento (en las ánforas). El destino de los inconsecuentes les paga con la misma moneda.